sábado, 28 de febrero de 2009

28 F, Día de Andalucía: ¿Realmente celebramos algo?



Resulta curioso que de una división provincial encargada por el rey Fernando VII a primeros del XIX haya surgido a finales del siglo XX el actual mapa de las autonomías. Porque se fraccionaron los antiguos reinos de España en provincias y  en regiones, muchas de las cuales ni siquiera tenían ninguna referencia histórica. De esta forma se hizo algo que pretendía ser útil a efectos administrativos sin ninguna pretensión mas pero que nos está llevando a un camino de consecuencias nefastas.

La llegada de la democracia a España trajo consigo el disparate de intentar frenar los nacionalsocialismos catalán y vasco, residuos del fascismo en Europa,  dando “café para todos” y creando un estado autonómico que, si bien buscaba una simple descentralización, a la postre creó un estado con diecisiete taifas independientes entre si y en muchos casos incompatibles. La Constitución votada mayoritariamente por los españoles refrendó un disparate que nadie imaginaba hasta donde iba a llegar.

El resultado no fue el esperado porque, no solo no se frenaron los nacionalsocialismos anteriormente citados sino que se potenciaron, creando además nuevos donde antes no existían porque los políticos vieron en ello un instrumento para acrecentar su poder.

En un mundo en que los transportes y las telecomunicaciones acortan las distancias, resulta absurdo descentralizar y mas aun en un país mediano como el nuestro. El carísimo estado de las autonomías no trae ninguna ventaja al ciudadano y si muchos inconvenientes. Nuestra España actual, está dividida, se persigue a las personas por razón de su lengua, la amenaza separatista cada vez es mayor, la descoordinación a nivel policial, sanitario etc., es impresionante y el costo económico extra según expertos es un 30% mas que el de un estado centralizado.

Hoy 28 de febrero celebramos (¿) el Día de Andalucía, en una región cuyos dirigentes siempre han sido los mismos, aquellos que llamaban  “el trapo” a la bandera andaluza y “la momia” a Blas Infante, convertidos al nacionalismo con un ridículo estatuto que nos “consagra” como nación, cuando la realidad es que los andaluces actuales somos básicamente el resultado de la colonización de castellanos, leoneses y guipuzcoanos o sea que no tenemos entidad propia por mucho que algunos políticos paletos e interesados traten de asegurarlo. Pero es que no se es más por ser un nacionalista de la Sta. Pepis. Y es que, pretender en el siglo XXI volver a la época medieval es ridículo.

Yo hoy hoy no celebro nada. Más bien es un día de luto porque nuestra tierra no se ha beneficiado en absoluto con el Estado de las Autonomías dado que en la transición éramos la penúltima región de España y hoy en día seguimos en el mismo lugar. Porque nos gobierna el régimen mas corrupto que vieron los siglos, el socialista, y porque tenemos la oposición mas inane que podíamos imaginar.

Así que ni Estatuto de Autonomía, ni nación ni nada de nada. Yo me declaro ciudadano de España y propongo se cree un espacio  donde los no autonomistas podamos vivir como  españoles exiliados.

¿Autonomía?: no, gracias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo. Está claro que el estado de las autonomías no nos ha beneficiado, pero creo que habría que plantearse sí se debe a la autonomía en sí o a la mala gestión de la misma.
Yo soy de los que piensan lo segundo: se han transferido competencias que deberían seguir perteneciendo al estado, como la educación, que constituye el ejemplo más claro. Y además, se hace coincidir las elecciones autonómicas con las generales, por lo que las cuestiones que conciernen a la segunda solapan a las de la primera: no es lógico que el PSOE gane en una región con el "no a la guerra". De esta manera, la utilidad inicialmente atribuida a la descentralización, que consiste en que se discutan de los problemas específicos de la región, se ha eliminado completamente.
No creo que suprimir la autonomía sea una buena opción, ya que puede crear inestabilidad y ser muy costoso, pero sí sería conveniente realizar una importante devolución de competencias, y sobre todo, habría que prohibir la celebración de elecciones autonómicas y generales a la vez.
Un saludo

Brushi dijo...

Hola, gracias por visitar mi blog y por tu comentario, un placer visitarte y leerte.
Un saludo desde el mediterráneo.

Anónimo dijo...

Bueno, yo quisiera ser un poco máx explícito.

Para mí, el Título VIII de la Constitución Española es la cesión que hicimos algunos en bien de la convivencia.

Hasta hoy, hemos cumplido eso y muchísimo más, mientras los que desean otras cosas, ni lo cumplen ni están dispuestos a llegar a ningún punto de entendimiento que no sea el suyo. Interpretan el Título VIII como una cesión, un escalón de una escalera. La cesión de la Educación como otra. Los nuevos estatutos, otro. ¿Para cuándo dejamos el espíritu de convivencia?

Voy a ser sincero: la carta magna dice menciona que España tiene "territorios ultraperiféricos" y menciona el concepto de "acercar la administración al ciudadano" para la creación de las Autonomías.

Bueno, pues en un mundo como el de hoy, ni existen zonas ultraperiféricas de ninguna parte, ni hay nada mejor que una buena página web para acercar la administración al ciudadano.

¿De qué vale una Autonomía?
Si llegamos a la conclusión que es para mantener la convivencia del consenso de la Constitución de 1978, estaré de acuerdo en volver a ese punto cuanto antes.
Si es un paso, para dar otro paso, para seguir avanzando al abismo (tipo primera república y chorradas medievales varias, fueros incluidos o estados federales expresamente prohibidos por la constitución), cuanto antes lo paremos, mejor para todos.