viernes, 10 de abril de 2009

NUMQUAM ROMANIS PLACUIT IMPERATOREM A SUIS MILITIBUS INTERFECI


Dos características definen a los traidores. La primera es que son mas aborrecidos por los beneficiarios de su traición que por los mismos traicionados. Y la segunda que casi nunca consiguen beneficios sustanciales de sus actos.
Judas Iscariote, Don Julián, Pétain, etc., son vivos ejemplos del pasado. Y la historia de nuevo se repite: Echar de una cadena de radio a la persona que le había dado mas beneficios, sacándola de una casi quiebra no va a conseguir el efecto esperado. Tampoco tendrá recompensa apoyar un proyecto de ley en el que se legaliza una vergonzante fusión de cadenas de televisión, reduciendo la pluralidad informativa.
La Iglesia Católica seguirá siendo insultada por cierta cadena de TV con total impunidad ( en este caso los jueces miran hacia otro lado) y la derecha seguirá siendo vilipendiada por las televisiones no adscritas al régimen y apartada de todas las decisiones por el poder establecido.
Parodiando a determinado político, ni ahora le “toca” a este gobernar en cierto país ni tampoco a otro en determinada región, como tampoco determinado munícipe, de extrema derecha, disfrazado de centrista, podrá satisfacer sus ambiciones de "ser califa en lugar del califa" parodiando aquel personaje de cómic.



La traición hace héroes a las víctimas y la recompensa para los traidores será sentir en su cara el escupitajo de aquellos a quienes pretendieron ayudar por un puñado de votos y que no están dispuestos a cederles el poder como una herencia o como una plaza de funcionario por antigüedad.
Como Judas o como Pétain el fin de ellos es el que pretendían para los que traicionaron, pues como dijo el cónsul romano Cepión sobre los delatores que hicieron posible el asesinato de Viriato: "NUMQUAM ROMANIS PLACUIT IMPERATOREM A SUIS MILITIBUS INTERFECI", "NUNCA HA SIDO DEL AGRADO DE LOS ROMANOS QUE LOS SOLDADOS MATARAN A SUS GENERALES” o traducido libremente: Roma no paga a traidores.

2 comentarios:

Natalia Pastor dijo...

Roma jamás pagó traidores, y gran parte del electorado de derechas toma nota,que diría Juncal,de hasta dónde llega el anticatolicismo guerracivilista de los amigos de la Sexta,que lo que ansían de verdad no es prohibir la Semana Santa como reclama Wyoming, sino aplicar un tratamiento de choque tipo Paracuellos, que es lo auténticamente "democrático y republicano",laicista a más no poder, como le gusta al adalíd de las Civilizaciones.

Sevilla Opina dijo...

Ya echó de menos el guerra civilismo la ex consejera Carmen Hermosín cuando, hace años, en un mitín en Osuna declaró que si la derecha pudiera los mataría. Posiblemente la traicionó el subconssnciente que le pedía lo contrario.
Y lo curioso del caso es que, sus declaraciones quedaron impunes y ahí sigue en política.