miércoles, 1 de abril de 2009

Tal como somos o cincuenta excusas para no cambiar


En aquel pueblo del sur de aquel país, lejos de la capital, siempre ganaba las elecciones el mismo partido. Las únicas variaciones a lo largo de las diversas legislaturas es que los dos partidos de izquierda, el PEO (Partido Exprimidor de los Obreros) e HF (Hizquierda Fundida) se quitaban algún concejal el uno al otro y la paulatina disminución de los votos al PCpA ( Partido Centrista pa Ayudá) que acabó con un solo concejal por nueve del PEO y seis de HF.
El pueblo de algo menos de 7.000 habitantes era pobre de solemnidad. Luego de la emigración al norte en los años sesenta y de posterior abandono de ciertos cultivos, la mano de obra para la agricultura, única actividad económica, había disminuido sensiblemente. Así que, sin posibilidades de emigrar a otras regiones, los obreros se mantenían con trabajos no registrados y con el subsidio de desempleo al que, para que lo cobraran, colaboraban todos, desde los empresarios agrícolas, pasando por el ayuntamiento y terminado en los propios jornaleros, simulando trabajos inexistentes. Realmente todo el pueblo estabas apuntado al paro agrícola, verdadero maná de subsistencia. Los del PCpA también hacían la estatua ante esto.
El pueblo contaba con una alta tasa de drogadicción y alcoholismo y el fracaso escolar era muy superior a la media nacional.
La Administración Regional también les daba alguna que otra subvención que, administrada por el Ayuntamiento, le servía a este para fidelizar a sus votantes. De esta manera, se daban clases de inglés, de bordado, de tantra y de otras mil cosas de dudosa utilidad amen de de engrosar la nómina del ayuntamiento con puestos de trabajo como “animador para la juventud” o responsable del cementerio en un pueblo que no registraba ni una defunción al mes.
En el pueblo no había polígonos industriales “ni los habrá jamás” según palabras del penúltimo alcalde, que se fue ascendido a un trabajo en la Administración Regional con buen sueldo y coche oficial, y de las que algún malpensado imaginó que las justificaba porque si se creaba riqueza los votos a la izquierda disminuirían. Incluso corrían rumores, sin confirmar claro, de que para obtener licencias de obras era necesario un trajín de maletines con pequeños mazos de billetes de 500 euros.
La gente en general creía a pies jutillas que los partidos de izquierdas ayudaban al obrero mientras los de derechas eran para los señoritos. Este idea simplista también la trasmitían los partidos PEO e HF, el primero en el poder y el segundo la alternativa. La TV regional jugaba un buen papel en difundir la ideología del partido en el poder.
Del PCpA nadie hablaba porque el PCpA no existía. Con un solo concejal que vivía acomodado en la oposición y con la sospecha de alguno de que algún pariente o amigo estaba colocado en algún organismo dependiente del ayuntamiento, ese concejal se limitaba a leves protestas en los plenos. Por supuesto que, de los escasos treinta militantes, de los cuales diez eran la directiva, ninguno hacía labor de oposición planteando temas para ello. De esa manera, ante asuntos importantes como en el proyecto de la nueva carretera o la acometida de aguas, el único concejal del PCpA se abstuvo por eso de que era centrista y no lo llamasen facha.
Una vez al año venían de la capital un par de directivos del Partido Centrista pa Ayudá. Estos se limitaban a una leve reunión con los militantes par cumplir el expediente y luego se marchaban. Porque su único objetivo era conservar la capital para conseguir cargos electos con el correspondiente sueldo o sueldos que les daba para vivir muy bien.
Por eso en cada una de las elecciones el PCpA sacaba importantes votos en la capital de la provincia y perdía por goleada en las zonas rurales. Y eso, ¿a quien le importaba?. Porque el PCpA siempre tenía una excusa para justificar las palizas electorales que recibía e internamente las convertía en "éxitos".

P.D. Los hechos relatados son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

1 comentario:

Natalia Pastor dijo...

Un retrato magnífico,impresionista, de esa Comunidad llamada "Andazulia" al chavesiano modo, y de un partido/mafia cada día más parecido al PRI que hizo las "delicias" de los mejicanos, ya hora de loa "anadzules"(Chaves dixit).