domingo, 29 de noviembre de 2009

La negación del debate ideológico o la implantación de lo políticamente correcto




Fue Thomas Jefferson aquel que dijo que el precio de la Libertad era la eterna vigilancia de la Democracia. También fueron los padres de la nación norteamericana los que afirmaban que una sociedad sin libertad de expresión no llegaría más que a ser una parodia de ella misma.
En nuestra nación, concepto discutido y discutible para algunos, avanzamos a toda máquina hacia la completa implantación del discurso de lo políticamente correcto, hurtándose del debate temas como la aparición de nuevos partidos políticos, la reversión de competencias al Estado Central -algunos no se han enterado de que las autonimías también son Estado, pero....-, las limitaciones a Internet y a la libertad de expresión, y muchos otros temas.
El discurso de lo políticamente correcto es la estrategia de grupos poco democráticos, de cualquier tendencia, para hurtar del debate de la sociedad aquellos temas sobre los que no desea debate alguno y desean imponer sus ideas. Este "hurto", implica coartar a los medios de comunicación que no estén dispuestos a aplicar dichos bloqueos ideológicos, a negar la integridad y honorabilidad de aquellos que quieren debatirlos e, incluso llegado el caso, amenazar y destruir a aquellos, particulares o entidades, que son capaces de saltarse esta "corrección" impuesta. Evidentemente, esto no es democrático, pero ¿les importa realmente esto a quienes propugnan una imposición ideológica?
Les pondré un ejemplo: el discurso políticamente correcto de que Internet es algo perfecto para el Crimen y no un ejemplo de libertades individuales -que son las únicas y auténticas libertades-. Internet está básicamente fuera del control gubernamental, pero también del control de grandes corporaciones o empresas. De esta forma, cualquier ciudadano puede poner un blog en el que criticar la falta de acción de un partido político en su ciudad, o la falta de Libertad en un país. Cualquier cosa sin permiso de la "autoridad competente", algo que echa en falta más de un gobernante, político y empresario. Evidentemente, esto choca frontalmente contra el poder establecido en la falta de debate de ideas, en la falta de libertad, y como tal, debe ser perseguido por cualquier medio o forma. Así, por ejemplo, los medios de comunicación más castigados por Internet, véase televisión y prensa escrita -no radio, por otro tema que trataremos un día: la radio e Internet se pueden llegar a complementar- no hacen más que filtrar sibilinamente aquellas noticias que ponen a Internet como foco de todos los males en vez de como escaparate de todas las libertades.
Y ya tenemos establecido una sentencia del debate de lo políticamente correcto.
Podríamos hablar de aquellas persecuciones a periodistas que se dan en este mismo país, donde se empiezan a suceder asaltos a sedes y cierres administrativos. O aquellos partidos que no reciben espacio electoral en los medios de comunicación porque al ser de nueva creación no tienen número de votos anterior. La pescadilla que se muerde la cola.
Hay muchos males que pueden acabar con la Democracia, y el hurto del debate, la negación del debate ideológico y la implantación de lo políticamente correcto, son algunos de ellos.

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