martes, 24 de noviembre de 2009

Diplomacia con Piratas o margartitas a los cerdos



Ahora que se ha cerrado el capítulo Alakrana, de ese cuento de piratas que nos ha entretenido estos días, podemos empezar a pensar en el problema que tenemos los españoles en aguas del Índico, y no sólo del Índico, sino de otros muchos lugares, como el Mar de Java y el Estrecho de Malaca.
El problema que hemos padecido no es la primera vez que se produce en los últimos años, ya van dos. Y viendo la forma en que lo celebran, hemos sembrado el germen de la piratería futura en ésas y en otras costas. Y en especial, contra nuestros buques. Y dicen que a la tercera, va la vencida. ¿O será la vendida?
Para empezar, el problema lo tenemos los españoles, porque el dinero del rescate ha salido de España, ese concepto discutido y discutible. Tan discutible es el "concepto", que ya uno discute sobre si el origen del dinero es español o no. No nos dejemos engañar, podemos estar seguros de que el Gobierno de Somalia no ha pagado el rescate. Ni ése ningún otro gobierno o ciudadano, salvo uno español, puede haber hecho tal cosa. Y que no nos quepa duda de que, al igual que a cualquiera con un negocio le gustan los clientes que son buenos pagadores, a los piratas les gustan los secuestros limpios y con pasta. Tendremos bastantes problemas a partir de ahora si no se abordan con seriedad estos temas. Así que tendremos que hacer algo para no terminar pagando los desmanes del Gobierno y las bodas y orgías de los piratas. Eso sí, todo edulcorado con las habituales mentiras gubernativas pregonadas por medios de comunicación agradecidos.
Y si eso no fuera bastante, el tener a cada barco faenando en aguas del Índico, independientemente de si hay que rescatarlo o no, nos sale por 115.000 euros por tripulante, o más de 3 millones de euros al año. O sea, que hay un problema que hay que resolver y rápido a ser posible.

Dicen que el mismísimo Julio César fue secuestrado por piratas. Que cuando se enteró que los piratas habían puesto un precio normal por él a Roma, él en persona exigió que se abonara por él un importe más importante. Eso sí, juró delante de los mismos piratas que luego los perseguiría, daría con ellos y los ajusticiaría a todos. La historia terminó con los piratas crucificados y parte del botín recuperado.
Para ver qué hacer con este problema, podemos irnos a los diferentes momentos de la historia en los que la piratería ha florecido y se ha planteado su solución. Podemos abordar muchos casos, desde el mandato naval de Pompeyo, hasta las persecuciones de la Royal Navy, y en todos los casos, la solución no fue diplomática. De hecho, en las ocasiones históricas en las que se ha intentado usar la diplomacia con estos asuntos, se ha terminado pagando por vía diplomática el doble, una parte para los diploáticos y otra por la piratería. O sea, por tener el doble de piratas, unos en bote y otros en bata. O lo que es lo mismo, con el agravamiento del problema. Por eso, desde la antigüedad, la piratería se ha considerado un Acto de Guerra, un motivo por el cual tomar las armas para resolver el problema. Todo porque otras soluciones no han funcionado.
Podemos, pues, mirar hacia otro lado, enviar al Sr. Moratinos ha hacer lo que mejor sabe hacer -el ridículo- a Somalia y otros lugares, podemos hasta llegar a pagar bajo cuerda y con los fondos reservados operaciones encaminadas a que los piratas no nos secuestren. Pero eso no arreglará el problema.
Podemos enseñar a unos somalís, ciudadanos de una nación verdaderamente discutida y discutible, a subirse a un barco y a portar armas, para más tarde, ver cómo harán la competencia a otros piratas. Porque lo cierto y real es que el Gobierno de Somalia no existe, así que es dudoso que tenga fuerzas guardacostas, y dotar de ellas a uno de los señores de la guerra que controlan parte del país, sólo servirá para que amplíen sus zonas de extorsión a los mares circundantes.

Al final, el problema, nuestro problema, lo tendremos que resolver nosotros. Se impone realizar expediciones de fuerza, donde se elimine la amenaza pirata con medios militares. Evidentemente, esa solución militar no va a consistir en una esas que se les asigna habitualmente a nuestras Fuerzas Armadas, más propias de una cara organización gubernamental caritativa y que nos cuesta un riñón por cada vacuna que reparten. No tendrá más remedio que consistir en la destrucción de los buques que utilizan los piratas en sus abordajes, en la confiscación y destrucción de las armas que usan para sus amenazas y en la entega de ellos a las autoridades judiciales competentes. Todo por las buenas, hasta que haya que aplicar la coherción para que lo hagan.
Para hacerlo conforme al derecho internacional, basta con una única condición, que es identificar formalmente todos estos ataques como lo que son: actos de piratería cometidos desde las costas de Somalia y denunciarlo ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Acto seguido, solicitar un mandato para poder resolver ese problema y cumplirlo. Y, en bena ley, para la defensa contra la piratería no hace falta ni ese mandato. Sólo hace falta tener la voluntad política que, muy certeramente, un almirante retirado comentaba en las páginas del ABC.

Pero hete aquí que nio Gobierno ni Oposición están dispuestos ha poer los puntos sobre las íes. Ninguno quiere abordar este asunto como lo que es, un Acto de Guerra, uno porque apoyan el "no a la guerra" y otro porque se acojona sólo de pensarlo.

Al final, la Educación para la Cobardía da sus frutos y, a este paso, nos veremos pagando impuestos para que con fondos reservados abonemos a los criminales del mundo la cuota que nos obliguen a pagar para dejarnos en Paz... hasta la próxima vez que quieran. Y por otro lado, pagar a unos armadores ikurriños una seguridad a más de 3 millones de euros por buque, seguridad que luego ni siquiera comparten con el resto de españoles. Para limpiarnos nuestras conciencias, llamaremos a todas esas operaciones, operaciones de paz, mediaciones diplomáticas, o cursos de formación de guardacostas para caciques locales. En realidad, mandaremos a muchos diplomáticos como Moratinos a echar margaritas a lo cerdos y el problema lo seguiremos teniendo todos los españoles, unos porque nos habrán quitado la libertad, a todos nuestro dinero, y los menos afortunados, la vida.

1 comentario:

Maribeluca dijo...

A nosotros se nos suben a la chepa hasta los monos del Peñón...para eso quedamos, para financiar bodorrios de chorizos de tercera allende los mares o pagarles el agua y la luz a los que gusten okupar nuestra vivienda...no, si al final me va a caer bien Lynch...