domingo, 3 de mayo de 2009

Por qué soy de derechas y no me acomplejo de ello




Ser de derechas es todo un planteamiento de vida. 
A menudo oyes a la gente decir soy de derechas, pero ¿realmente no hemos parado a pensar qué significa esta frase?. 
A mi entender, ser de derechas supone unas premisas y una forma de afrontar la vida claramente diferenciadas de otras opciones ideológicas y sobre las que a veces nos interesa reflexionar. A saber: 

1. Creer en la propiedad privada. 
2. Creer en el libre comercio. 
3. Ser partidario de la libertad de expresión, reunión y asociación. 
4. Creer en un estado aconfesional. 
5. Creer en un estado que debe de legislar y hacer cumplir las leyes pero su intervencionismo ha de ser mínimo. 
6. Vivir en democracia. 

El primer punto nos hace suponer una diferencia a la ideología de izquierdas que desposee al individuo del derecho a tener bienes propios, restringiendo pues su libertad. 

El segundo punto aboga por la libre competencia, argumento archi demostrado que es uno de los pilares básicos para que una sociedad genere riqueza. En la ideología social comunista el estado dirige el comercio e incluso lo altera con lo que puede dificultar el desarrollo de la libre competencia favoreciendo a unos empresario frente a otros y creando un sistema injusto y caldo de cultivo de la corrupción: no prospera el que más y mejor trabaja sino el que más influencia tiene en la administración pública. 

El tercer punto supone la protección de la libre decisión del individuo frente al esclavismo de los regímenes totalitarios. Supone además el libre fomento del conocimiento. 

El cuarto punto supone una declaración de la libertad de ideología y de culto como un valor inalienable del individuo, limitando esta libertad al estricto cumplimiento de las leyes. O dicho de otro modo, no se pueden permitir las ideologías religiosas o de otro tipo contrarias al ordenamiento constitucional. 

El quinto punto deja en manos de la iniciativa privada la creación, administración y desarrollo de las fuentes de riqueza de manera que el estado solo poseerá aquellas empresas cuya aportación social sea necesaria y haga inviable su privatización. Asimismo es el estado el que, mediante leyes, debe de proteger a los mas débiles frente a los hipotéticos abusos de los mas poderosos. Este punto choca de pleno con la ideología social comunista que ve en el estado el gran patrón de la sociedad. Evidentemente nuestras leyes han de emanar de nuestra tradición greco romana y cristiana verdaderos pilares de nuestro camino hacia la prosperidad, la libertad y la democracia y que han hecho a Europa el referente de la civilización contemporánea. Esto está claramente enfrentado a otro tipo de culturas basadas en unos valores completamente opuestos. 

El sexto punto es consecuencia de todos los anteriores: si queremos libertad y no intervencionismo sólo con un régimen democrático se puede conseguir. Y esto es precisamente lo que más aborrece el socialcomunismo que solo cree en la democracia si es útil para conseguir el poder, como ya bien citaba el socialista Largo Caballero que incluso llegó a hacer pública su idea del uso de la violencia para conseguir imponer sus ideas. 

En la situación actual interesa revisar todos estos conceptos para poder situar y situarnos a cada uno en su lugar. Porque es precisamente la izquierda la que tradicionalmente aborreció el régimen democrático y la derecha la que lo protegió.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues me temo mucho que ese tipo de derecha España apenas existe. Es más, en algunos puntos es totalmente contraria.

Por ejemplo, en el tema religioso. La mayor parte de los movimientos de derecha de nuestro país son de base católica. Respetan (a duras penas) la aconfesionalidad del Estado, pero defienden una ferrea relación entre la Iglesia y el Estado, la existencia de símbolos religiosos en edificios públicos, y cierta intervención pública en asuntos morales. Todo ello, sería totalmente inaceptable para un verdadero liberalismo, que como he dicho no existe en España pero sí en países como EEUU y Francia.

Natalia Pastor dijo...

El problema de la derecha en España es que está sujeta a complejos y clichés dificilmente entendibles, cuando lo que tiene enfrente es la izquierda garbancera, la más radical y extremista de Europa que sigue instalada en el siglo XIX y en sus posiciones más rancias.
De ahí que el "marianismo" light bajo en calorias y sin azúcar,se defina como un partido de "centro", que a fin de cuentas,significa "el pantalón gris que va bien con cualquier chaqueta".
Y en ese cambio de chaquetas y principios andan.
Un día defienden una cosa y al siguiente la contraria,con el miedo metido en el cuerpo de que les vayan a poner el estigma maldito;"fachas",derechona o cualquier atisbo "intelectual" de las mentes preclaras que conforman el sustento de la izquierda.