sábado, 16 de mayo de 2009

Rompiendo cadenas


La vida política española ha legado a un punto que se aproxima al de no retorno si no se toman las medidas oportunas.

Envueltos en una crisis en la que un loco visionario nos hunde cada día mas, corremos el peligro que los ciudadanos se crean, en su desesperación, las promesas que aquel les ofrece. Luego de la primera guerra mundial, el pueblo alemán, vencido y humillado, obligado a pagar reparaciones de guerra, arruinado y con la economía por los suelos siguió al iluminado Hitler, buscando un sueño que acabó en amarga pesadilla.

En la España de Zapatero todo son promesas de dar dinero a los ciudadanos, pero a la postre es una gran estafa de este trilero de estado que vino de León.

Enfrente tenemos a un líder de la oposición, débil y seguidor de unos poderes fácticos que le ordenan de lo que debe y no debe hablar. En el debate del estado de la nación vimos al vendedor de sueños nunca hechos realidad contra un señor que, y jamás lo ha explicado, tiene censurado el hablar sobre ciertos temas importantes como reconocer que lidera a una masa de votantes de derechas, reivindicar se aclare lo que pasó el 11 M, oponerse con claridad a la desaparición del castellano en ciertas regiones, censurar la desastrosa actuación policial o denunciar el fraccionamiento del Estado y la violación de la Constitución. Frente al trilero, el acomplejado.

Mientras, una serie de poderes económico hace y deshace en la trastienda creando y destruyendo emporios a los que están supeditados unos mal llamados líderes políticos.

Tenemos una democracia agotada porque, los que la crearon, nunca lo olvidemos, fueron una minoría que pactó la transición, sostenida en el mantenimiento permanente en el poder de unos pocos partidos. Se creó una maquinaria que impide el nacimiento de nuevos grupos políticos, mediante una representación por votos totalmente injusta y un sistema de elecciones donde se nos obliga a votar a unas siglas antes que a personas.

Son los ciudadanos, y en concreto los mas proactivos, y perdón por el anglicismo, los que tienen que tomar las riendas y cambiar el funcionamiento de la democracia. Y esto hay que hacerlo participando en la maquinaria los partidos políticos y destruyendo sus podridos aparatos antidemocráticos para instaurar la democracia interna en ellos. Y de ahí a cambiar las leyes electorales para que realmente disfrutemos de la libertad que hoy es mas necesaria que nunca.

Presa está la libertad

En la cárcel del dinero

Y tiene por carcelero

El engaño y la maldad

(Fandango el Cabrero)

1 comentario:

Natalia Pastor dijo...

Estamos asistiendo a un cambio de régimen encubierto, y que tendrá su punto culminante con la sentencia del T.C sobre el Estatuto de Cataluña, que esperamos desde hace tres años, y que supondrá la ruptura del Estado y de la unidad nacional tal y como la hemos conocido hasta hoy.
Ante esto,Rajoy y el nuevo PP, el "marianismo" light bajo en calorias y sin azúcar han optado por el silencio cómplice.
Y es que Zapatero está inmerso en esa CANCELACION absoluta de lo que ha sido nuestro acervo.
Heredero de dos grandes frustraciones históricas, la de la izquierda española y la de la izquierda europea, el zapaterismo aparece hoy como una plasmación material de complejos y resentimientos acumulados. De éstos nace la convicción mesiánica de que hay que cambiarlo todo, cancelarlo todo, para lo cual hay que darle a todo la vuelta.
El objetivo supremo del poder, hoy, en España, es aniquilar cualquier vestigio de corte tradicional. Ya sea en la educación o en la estructura familiar, en la religión o en la identidad nacional, la política del PSOE marcha expresamente orientada al exterminio de todo lo que recuerde a la sociedad «vieja», caduca, de todo lo que pueda representar un obstáculo para la sociedad «nueva».
Y la oposición sin líder.....